martes, agosto 07, 2007

La Maldonada, desgracias en la primera Buenos Aires

Fueron muchas las mujeres que se hicieron famosas en la conquista de América. En este capítulo se contará la historia de una de ellas, bastante legendaria, de quien no se supo ni el nombre; sólo su sobrenombre: la Maldonada.

Ya han visto los padecimientos que sufrieron los pobladores de la primera Buenos Aires. Muchos no pudieron tolerarlos, así como tampoco los malos tratos de los capitanes. Entonces deciden desertar de su deber de conquista-dores y partir en busca de una nueva vida a otro lado.
Una mujer española, no pudiendo soportar más el hambre ni los sufrimientos, decidió marcharse con los indíge-nas. No tenía nada que perder, o se moría de hambre en Buenos Aires, o la mataban los indígenas, pero tal vez és-tos la dejasen sobrevivir. Y como dice el cronista Ruy Díaz de Guzmán: “…tomando la costa arriba llegó cerca de la Punta Gorda en el Monte Grande (sur del Riachuelo); y por ser ya tarde buscó dónde albergarse, y topando con una cueva grande que hacía la barranca de la misma costa, y repentinamente topó con una fiera leona que estaba en doloroso parto…”. Según cuenta Díaz de Guzmán, la mujer se desmayó al instante del susto; la leona viendola como presa fácil acometió para atacarla, pero se arrepintió al ver que ni se preocupaba por su vida. La mujer al ver esa muestra de bondad, decidió ayudar a la leona en el parto, trayendo al mundo dos leoncillos. La española se quedó algunos días con ellos; la leona, aparte de alimentar a sus crías, lo hacía también con la famélica mujer.

Un día al salir de la cueva para tomar agua en la orilla del río, se topó con un grupo de indígenas. Inmediata-mente la tomaron prisionera y la llevaron a su morada. Uno de los ellos la tomó por esposa.

Tiempo después, uno de los capitanes de Mendoza estaba recorriendo la zona cuando al llegar al asentamiento indígena reconoció a la española y la llevó con él. Pero como todos sabían sobre la huida de esta mujer, se decidió castigarla por traición. Resolvieron echarla a las fieras. La condujeron hasta la orilla del río y la ataron desnuda a un árbol, para que las bestias le diesen el castigo merecido.

Éstas se fueron acercando por la noche, pero entre ellas también estaba la leona que había ayudado la española. Ésta al verla tan desguarnecida, se quedó y la defendió de los ataques de otras fieras, dándole calor cuando se alejaban. Así lo hizo durante tres días. Para entonces, el capitán mandó a unos soldados a ver qué quedaba de la española. Los soldados la encontraron viva y, con la leona y sus leoncillos a sus pies, la cual sin atacar a los españoles se corrió a un lado para que pudiesen llegar hasta el árbol. Desataron a la mujer y la llevaron a Buenos Aires. La leona daba bramidos de pena al ver alejarse a su bienhechora.

De esta manera, la española quedó libre de su sentencia, ya que ésta no había podido llevarse a cabo. Ruy Díaz de Guzmán, cronista, es el que nos trajo esta historia, él dice en su libro “…la cual mujer yo la conocí y la llamaban la Maldonada, …”. Es una interesante historia que no pasa de ser una de las tantas que cuenta Ruy Díaz en su libro La Argentina, las cuales tienen más de leyenda que de verdad.

Esta historia dio origen al nombre del arroyo Maldonado, que corre actualmente entubado y subterráneo a lo largo de la avenida Juan B. Justo, en barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires.

Para saber más
Guzmán, Ruy Diaz de. La Argentina. Emecé. Buenos Aires, 1998.

2 comentarios:

Andrea V. Luna dijo...

Hola. Te escribo estas líneas sin conocerte, pero con el ánimo de hacerte una pequeña gran corrección: la Maldonada no decide huir por sí misma, sino, como dice el texto original "fue conminada", es decir, se le obliga a retirarse. Cuentan que de alguna manera "resultaba prescindible" por su fealdad (eso significa "maldonada", que recibe el mal don, o ha sido mal-donada).
Espero te sirva.
Andrea
Prof. en Letras, UNLP

Anónimo dijo...

Hola! gracias por compartir esta historia. coincido con andrea y agrego que la historia es citada por H. W. Hudson en "El naturalista de La Plata" e incluye el simpático comenterio de Guzmán: "De esta manera quedo libre la que ofrecieron a
las fieras: la cual mujer yo la conoci, y la llamaban la Maldonada, que
mas bien se le podia llamar la BIENDONADA; pues por este suceso se ha de
ver no haber merecido el castigo á que la ofrecieron."
saludos,
patrick